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12 LA ESPIRITUALIDAD y sazonados frutos ya cosechados y las renovadas y cotinuas instancias para irradiar el benéfico influjo de la Orden a otras ciudades, eran la prue– ba palmaria e inequívoca de la bondad de la obra y una garantía segura de su próspero porvenir. Y fue con esta consoladora visión del pasado cargado de frutos y del futuro lleno de funda– das esperanzas, que la Fundadora Juana de Les– tonnac cerró sus ojos mortales al sol que había iluminado los senderos de su vida por espacio de 84 años para abrirlos a los esplendores del Sol eterno, entonando un cántico nuevo de amor, gratitud y alabanza. Era el 2 de febrero de 1640 1 • Y su sepulcro fue glorioso. El espíritu inno– vador de la Santa Madre aleteaba en los monas– terios y la parábola ascendente de la Orden conti– nuó alargándose hasta la revolución francesa. En 1789 las residencias y colegios eran sesenta y seis. Pero ya antes de aquella fecha se habían propa– gado a otras naciones sus conquistas espirituales. En 1650 se fundaba el primer monasterio en 1 El lector encontrará más amplias noticias en las bio– grafías de la Santa. Entre las mús recientes y mús acce– sibles al público de habla española citamos las siguientes: Jean MERCIER, S.J., Vida de la Beata ]llana de Lestomzac baronesa de Mo11tfcrrm1t-Lmuiirás, Fwuiadora y primera Superiora de la Orden de Nuestra Seiiora. Traducida por los PP. Magín Rodríguez y Eduardo García, S.J., Santan– der 1900; L. ENTRAYGUES, La Bie11/zellre1lse J eamze de Lc– stonnac, 2 ed., Périgueux 1940; Celestino TESTORE, S.J., Santa Giovamza ele Lestonnac, Roma 1949. Véase además la Nota bibliogrúfica al final de esta introducción.

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