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I HUMILDAD Como era natural, esta virtud, base insusti– tuible de la vida de perfección y piedra de toque de la santidad auténtica, ocupa un puesto de honor y desempeña un papel importantísimo en la espiritualidad de la Orden. l. - LA NORMA CONSTITUCIONAL. Las constituciones enuncian con claridad las lineas programáticas. Las religiosas en su anhelo de revestirse de los sentimientos de Jesucristo, que tanto se rebajó para elevarnos a nosotros y facilitarnos el progreso espir1itual, « preferirán sufrir contumeEas, falsos testimonios e injurias y aun ser tenidas y reputadas por locas », natu– ralmente sin dar motivo justificado para ello y siempre que sea hacedero sin ofensa de su divi– na Majestad y sin escándalo o admiración del prójimo. Aun más, deben buscar las humillaciones