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PROCESOS DE BEATIFICACIÓN Y CANONIZACIÓN DE S. LORENZO 7 comisario general. Las primeras disposiciones legislativas datan del 5 de julio de 1643, cuando el definitorio general delegó al procurador de la Orden para que actuara en estos casos, si bien la figura jurídica del procurador bajo este aspecto quedó más perfilada y definida con un nuevo decreto del general Inocencio de Caltagirone, fechado el 15 de enero de 16'15, por el que solucionaba algunas dudas a que había dado lugar la aplicación del anteriorº. Según la terminología prenrbaniana, en los procesos diocesanos y apostólicos se empleaban indistintamente las palabras «actor», « procurador» y « postulador » para designar a quienes solicita– ban, promovían y representaban la causa ante las autoridades com– petentes. Y aun después de los mencionados decretos no hubo una neta distinción entre estos términos, que no habían adquirido toda– vía carta de ciudadanía en la terminología procesal de las causas de beatificación y canonización. El 1 de junio de 1618 había sido elevado a la primera digni– dad de la Orden el P. Clemente de Noto y entre los definidores figuraba también Lorenzo de Brindis 1 º. Durante su gobierno, que terminó el 16 de mayo de 1625, tuvo el consuelo de incoar y ver ultimados casi todos los procesos informativos de su inmediato y digno colaborador. Las primeras gestiones conocidas datan de principios de enero de 1624,. El P. Clemente, como luego se dirá, interesó a varios ministros provinciales para que en el ámbito de sus respectivas provincias recogieran noticias fidedignas y bien documentadas acerca de las virtudes y milagros del siervo de Dios con miras a su beatificación. No nos cabe la menor duda, ade– más, de que por sí mismo o por medio de algunos representantes suyos recabara también la valiosa colaboración y el eficaz apoyo de los príncipes y prelados que habían tenido particulares rela– cicmes de actividad y amistad con él. Y fueron varios los que in– mediatamente y con singular agrado se prestaron a patrocinar ante la Curia Romana la noble y santa causa del reconocimiento oficial de las virtudes que habían siempre admirado y de los pro– digios de que habían sido testigos y de otros qi1e la opinión pú– blica continuaba a propalar en sus estados. :BJstas letras postula– torias abrieron nuevos cauces y dieron facilidades a las gestiones de los superiores ante los tribunales eclesiásticos 1 1. Abre la serie el duque de Baviera Maximiliano, que en las " Desde 1667 el procurador general se consideraba ipso iurc postulador de las causas de beatificación y canonización, sin necesidad de un mandato especial o delegación del general de la Orden, como se había practicado hasta entonces. Cf. De postulatoribus gcncralibus Ordinis, en Anal.O.F.ilI.Cap. 54(1938) 217ss. 10 Cf. FELICE DA l\IARET0, O.F.l\I.Cap., Tavolc ,Zci capitolí genernli de/l'Ordinc dei FF. ,1"JM. Cappuccini, Parma 1940, 119s. 11 Hasta ahora nos eran conocidas solo a través de la respuesta dc Urbano VIII en sus breves al emperador Fernando II y al duque Maximiliano. Habiéndoles descubierto recientemente en el Arch.T'at., Barb.lat. 6705, f.67; 6800, f.102; 6834, f.11, reproducimos íntegro cl texto en el párrafo 4, que lleva por título Apéndice do,mmental.

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