BCCCAP00000000000000000000581

6 P. MELCHOR DE POBLADURA 2. - Los procesos diocesanos Ni el derecho ni la práctica habían reservado a una persona determinada, o a una categoría de personas, la facultad de pro– mover las causas de beatificación y canonización ante los ordi– narios del lugar. La iniciativa podía ser tomada por cualquiera que lo ·juzgara oportuno con esperanzas de éxito. Algunos biógra– fos de S. Lorenzo de Brindis afirmaron que el papa Gregorio XV se maravillaba de la indiferencia de los capuchinos, que no toma– ban a pechos la beatificación de un sujeto tan esclarecido, cuyas eminentes virtudes había él mismo admirado". Es muy probable que antes de subir a la cátedra de Pedro el 9 de febrero de 1621, el card. Alejandro Ludovisi, se cruzara más de una vez en sus negociaciones diplomáticas con el siervo de Dios; pues es notoria la parte destacada que entrambos tuvieron en las contiendas que desde principios de 1613 surgieron entre el duque de Saboya Carlos Manuel I y la corte de Madrid sobre la debatida cuestión de Monferrato. Sin embargo, en la documentación escrita no aparece ninguna correspondencia epistolar entre los dos perso– najes; y la historia recuerda solamente la fugaz entrevista de Milán en 1618 para solucionar la enmarañada situación política ~ militar. Si realmente el papa Ludovisi manifestó el deseo de reconocer por sí mismo el honor de los altares a su ilustre y venerado amigo, no lo pudo realizar, pues el 8 de julio de 1623 terminaba su breve pontificado'. Antes de un mes, el 6 de agosto del mismo año, subía al solio pontificio el card. Maffeo Barberini con el nombre de Urbano VIII C-1· 29 julio 1644,), quien el 7 de octubre de 1624 elevaba a la digni– dad cardenalicia a su hermano, el capuchino Antonio de Florencia (t 11 sept. 1646). La devoción del papa Barberini a la Orden ca– puchina' se manifestó apoyando decididamente la causa lauren– ciana, y los superiores se aprovecharon de la favorable coyun– tura, esperando ver mny pronto realizados sus anhelos. La legislación de la Orden no había determinado aún nada en concreto sobre la personalidad del postulador de las causas de beatificación y canonización. Había actuado siempre como tal e] ministro general o su legítimo representante en el gobierno, e] 11 « Desc•aba el pa])a Gregorio XV (antes cardenal Ludovisio, gran devoto de Brindis), que ](, ])idieran el culto del varón santo, ])0rque quería ser juez y abogado. él que había sido testigo ¡,Jorioso de las ])roezas de su es])íritu en tan re])etidas ocasiones... Y quería darlas culto, quejoso de los capuchinos, que no enviasen un rncgo a la Silla a])ostólica sobre este punto, y fuesen dexando cubrir sus cenizas del olvido» (FRANCISCO DE AJ0FRÍN, Vicla, i•frtadcs 1f milagros, 612s. Cf. PAUL DE NoYERS, O.F.:\I.Cap., La ríe du i•cncrable sen•iteur de Dicn, le Pere Laurent de Brindcsi, Avignon 1737, 303s). ' Cf. L. V0N PASTOR, Storia ele,: Papi, vers. italiana Pío CENCI, XIII, Roma 1931, 27ss. 8 Cf. l\fELCHIOR A P0BLADURA, O.F.IVI.Cap., Historia genera/is Ord.Fr.Min. Ca– puccinonim II/2, Romue 1948, 415.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz