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52 P. MELCHOR DE POBLADURA En el prólogo de sus reparos el promotor de la fe había plan– teado el problema de los escritos del siervo de Dios. Resumiendo los testimonios explícitos e implícitos, en que los testigos hablan de ellos, encareció el número, sobre todo el de las cartas; asi– mismo hizo ver sintéticamente qué se hablaba de muchos sermo– nes y de no pocas obras doctrinales. Y concluía afirmando solem– nemente que no se podía proceder adelante en el estudio de la causa si antes no se demostraba que en dichos escritos no había nada contrario a la fe o que obscureciera el fulgor de las virtu– des. Como se ve, la dificultad se presentaba con ciertos visos de gravedad. Cualquiera se sorprenderá que se hubiera llegado a este punto sin haber solucionado antes esta cuestión que entraba en la praxis de la Congregación: el examen previo y la aproba– ción de los escritos. En realidad, así se había hecho, y no deja de llamar la atención esta exigencia del promotor, a quien no podía haber pasado desapercibido. De todos modos los abogados se contentaron con recordarle la existencia del decreto de apro– bación; y como había hecho también hincapié en ciertas dudas acerca del culto público, en un sumario adicional publicaron los respectivos documentos oficiales 114 • Así quedaba planteado el problema, cuya solución se propo– nía .a los prelados y teólogos consultores de la S. Congregación, a quienes tocaba solucionar el debate entablado entre el promotor de la fe y los abogados de la causa asesorados por el postulador. b) Solución del problema El 4 de marzo de 1761 el ministro general Serafín de Zie– genhals enviaba una circular a toda la Orden, comunicando la in– tención de Clemente XIII de convocar para el 28 de abril la con– gregación ante preparatoria, en la cual se había de discu– tir sobre la heroicidad de las virtudes del siervo de Dios, y prescri– bía oraciones especiales en todos los conventos por el feliz éxito de la misma 115 • En realidad, la congregación se reunió el 4 de mayo, y el resultado no fue del todo satisfactorio 116 • Y tal vez no sea aventurado pensar que este fracaso parcial influyó en el cambio del titular de la postulación. Cuatro días más tarde, el ocho de mayo, era elegido procurador general Jerónimo de Cal– tanissetta, y el 18 sustituía al P. Manuel de Domodossola, que de– sempeñaba el oficio desde 1757, por el P. Nicolás de Lagonegro 117 ; 114 Smnmarium additionlllc, ibid. 173-174. u 5 Un ejemplar de ]a carta citada se conserva en Bolonia, Arch.prov.O.F.M. Cap., Cl.2 scr.3 b 2/2. m Arch.Congr., Dccrclll Sltnctomni R.C. (1760-1762), 116-118. 1I 7 Se trata del venerable Nicolás Molinari de Lagonegro, que desempeñó el oficio hasta que en 1778 fue elevado a la sede episcopal de Scala. En el decreto de nombramiento no se le confiaban la causa de Crispín de Viterbo, de la que con– tinuaba ocupándose el P. l\Ianuel de Domodossola, ni la de Lorenzo de Brindis. Cf. De postullltoribus gcncralibus, en Anal.O.F'.M.Cap. 54(1938) 219s.
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