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LA ESCRITORA MÍSTICA 91 requerido varias veces; y ella, que "veía venir lo que sucedió", quiso enajenarlos para salir de compromisos. Escribió por una de sus religiosas a su antiguo Direc– tor, P. Mariano de Vega, para que se hiciera cargo de ellos; pero la Divina Providencia permitió que esta carta no llegara a su destinatario; o más bien tuvo intención de escribirle (6-X-1920) ,- estaba en la creen– cia de haberlo hecho; pero en realidad no lo hizo, sino que, como dice el P. Mariano (3-X-1920), escribió por una de sus religiosas al P. Diego de San Román, Ca– puchino, pidiéndole su parecer, y d del P. Mariano sobre la oportunidad de publicar sus escritos, y éste le hizo contestar negativamente. A principios de junio del citado año, su Director, P. Alfonso A. de Vega, O. P., le aconsejó que los entregara a los PP. Franciscanos de la Provincia de Santiago o a los de Cantabria. Pero no lo hizo, sino que creyendo interpretar la voluntad divina, los entregó al P. Nazario Pérez (a quien sólo conocía por sus escritos marianos) en octubre y no– viembre <le 1919 (4-VIII-1920). "Estoy cada vez más firme en que fué voluntad de Dios que entregara los escritos al P. Nazario Pérez, cuya voluntad me fué manifestada por espacio de unos cinco años, recha– zándolo yo como tentación, hasta que fuí obligada por obediencia a enajenarlos y Nuestro Señor dispuso por este medio que se cumpliera su deseo, que yo había rechazado tantas veces" (13-VII-1920). Y jamás pudo dudar de que ésta fuera la divina voluntad, bien que a las veces sintiera un cierto pesar de que no fuera su "Padre verdad" el depositario de todos sus libros. · 'La pena que tengo es no haber insistido con mi Padre