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LA ESCRITORA :MÍSTICA lenguaje el objeto ilimitado de sus altísimas contem– placiones, era asimismo una pesada cruz. "Escribir sí me cuesta mucho por las mil ideas que me obliga a tener en la cabeza y dificultad que encuen– tro en expresar mis conceptos y referir por escrito mi vida, por ser tantas las cosas que se me ofrecen que decir" (26-X-1912). "Aun en el caso que sea voluntad de Dios que escriba, si no hace un milagro, no podré describir misterios tan divinos sin distraerme para bus– car los términos humanos con que deben expresarse, lo cual es insoportable y una especie de prisión suma– mente penosa" (17-I-1921). "Todo no puede expresarse, porque son innumerables las relaciones y misterios que Nuestro Señor me muestra en algunas comunicaciones, ora por orden con sucesión, ora simultáneamente. Así que es imposible referir tantas cosas, y si las describiera no pudieran leerse sin confundir las ideas, porque en una simple noticia se unen a veces misterios y atribu– tos diversos, que mirados fuera de la luz que los mues– tra no podrían conciliarse. Este es otro de los motivos que me dificultan el trabajo escriturario" (r). 4. Por último, la incerteza en que vivía de si era o no voluntad de Dios que se dedicara al apostolado de 1 la pluma le hacía temblar siempre que se veía en la precisión de escribir. "Si me persuadiera que es voluntad de mi Dios que yo escriba, ¿cree, Padre mío, que me negaría a hacerlo, aunque supiera que escribiendo me conde- (1) Cf. Opúsculos Marianos, pág. 29.