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82 SOR MARÍA DE LOS i\NGELES SORAZU de de orar y de todo. No poseo nada; si algo quiero o debo hacer, los medios me los tiene que dar mi Dios, y dejar que corra el flúido divino hasta que lo termine, pues si corta la corriente me quedaré a oscuras y en tinieblas y sombras de muerte; ni puedo vivir ni me,. nos hacer cosa de provecho" (19-I-1921). Ahora entendemos mejor la luz que difunden los escritos de nuestra autora y el calor que derraman: a través de su pluma, templada en seráficos amores, corre el flúido divino que los calienta, inflama y vivifica. El volcán de divinos ardores que abrasaba su pecho se vierte a raudales sobre el papel en conceptos altísimos y en pensamientos de vida eterna. 2. "ESCRIBIR ES MI MUERTE" El apostolado de la pluma era, pues, una parte in– tegrante de su vocación; un impulso secreto e irresis– tible la movía de continuo a divulgar las finezas del Divino Amor y a manifestar a los hombres la amabili– dad del Sumo Bien. Y, sin embargo, "las penosísimas obediencias" de dedicarse a los "trabajos escritura– rios'' fueron la cruz más pesada de su vida; y de estas pesadas cruces está sembrado el camino doloroso de la santidad de Sor María de los Angeles. Tropezamos aquí con el mismo fenómeno que ya vimos al hablar de la dirección espiritual. Dios la impulsaba a escribir, y de esta vocación la sierva de Jesús estaba plenamente persuadida; mas llegado el momento de ejecutarlo eran tantas y tan densas las tinieblas que envolvían su in- ,--

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