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LA ESCRITORA MÍSTICA 79 serios estudios, sino de continuas e inmediatas visio– nes ele cielo; no se adquieren al contacto ele los libros, sino en el trato con la Divinidad. Ni es ajena a la inter– vención divina la facilidad y originalidad de expresión con símiles propios y personales. Estos escritos son mensajes del cielo traídos a la tierra por un alma que · no podía resignarse a "salir del ser clivino"(26-I-19rr). f Su fluidez y naturalidad manifiestan bien a las claras el origen de donde provienen. La pluma parece movida por la mano invisible de un querube. Y porque hay tan poco de humano en estas enseñanzas, por eso penetran tan suavemente en el alma, la subyugan y la elevan. I. "DIOS NO ME HA DADO GRACIA MÁS QUE PARA DOS COSAS: CONTEMPLAR Y ESCRIBIR'' Ahora bien, ¿cuál fué el móvil ele esta actividad literaria? No otro que el querer divino secundado por sus ansias de amar y glorificar inmensamente a su Dios querido, difundiendo por doquier el amor y la devo– ción a la Santísima Trinidad, al Verbo Encarnado, a 1 María Inmaculada y la verdadera espiritualidad, etc. '' Aigunas veces parece que quisiera comer los San– tos Evangelios del amor que siento por Jesús y de mis ansias de glorificarle. Y nunca oigo leer un texto o versículo del Evangelio sin que me sienta apremiada a prometer a Jesús que emplearé en su obsequio todos los conocimientos y luces adquiridos en mi trato con la Divinidad; pues de solo oir nombrar a Jesús o citar algún texto evangélico, se abre a mi vista un hori