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72 SOR MARÍA DE LOS .Á.NGELES SORAZU y como su alma había adquirido cierta tranquilidad en las confesiones hechas desde junio de 1917 con el P. Alfonso Vega, se determinó a confiarse a su direc– ción. No es fácil determinar con exactitud la fecha exacta en que empezó la dirección del P. Alfonso. La M. Angeles escribía en marzo de 1918 a una de sus hijas espirituales, que si bien ya lo había elegido toda– vía no había comenzado. El P. Alfonso nació en Castromocho (Palencia) el 14 de agosto de 1869, y después de haber profesado en la Orden de PP. Dominicos el 18 ele octubre de 1887 en Corias (Asturias), recibió la orclenaciém sacerdotal el 23 de septiembre del año 1893. Después de ordenado se dedicó al ministerio sagrado de la predicación y confesión. En 1902 fué como misionero a Centro Amé– rica y allí estuvo hasta su regreso a España en 1914 y fué destinado a Valladolid. Conoció a la M. Angeles en ocasión de unos ejercicios que predicó a la Comuni– dad. En abril o junio de 1917 la confesó por vez pri– mera, y en febrero de 1918 el Cardenal Cos le autorizó para ser su Confesor extraordinario; y lo fué hasta pri– meros de 1920, data en que fué trasladado a Santiago, y allí estuvo hasta 1929. Hoy reside cn el convento de Nuestra Señora de Montes Claros. "El P. Alfonso fué el Director que más tranquili– dad me procuró después de V. R. Al principio me hizo sufrir mucho en el sentido que expliqué en el Apén– dice sobre la dirección en el párrafo que se refiere a los directores incrédulos. Sin embargo, fuera de las horas, noches y días desesperantes dentro de la crisis de prueba, creo que Nuestro Señor me favoreció mucho
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