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LA DIRECCIÓN ESPIRITUAL 71 tado en sus Ministros; y fué lo que me obligó a ponerme bajo la dirección del P. Narciso. La influencia de éste se limitó a procurarme un poquito de tranquilidad y a sostener mis relaciones con Jesús, pero sin penetrarse bien de la naturaleza y elevación de estas relaciones; ni yo hice esfuerzos para iniciarle, porque temía si sería vanidad, y por otra parte vi que era muy difícil salvar el abismo que nos separaba. Cuando tropezaba con dificultades, el Padre me preguntaba lo que opinaba V. R. (1), y esto me valió para continuar mi camino con algunas paradas y vueltas a la redonda en el mís– tico desierto que constituyó la ausencia de mi Padre verdad" (25-VIII-1920). Y efectivamente, hacia prin– cipios de enero de 1916 se hizo cargo de su dirección. El P. Narciso, al cesar, le prometió inutilizar toda la correspondencia, corno ella había hecho con la de él (4-VIII-1920). La 1\1. Angeles afirmaba en marzo de 1918 que hasta confiarse a la dirección del P. Alfonso A. Vega había vivido cuatro años sin dirección, después del cese del P. Mariano. 6. P. ALFONSO A. VEGA, o. P. (FEDI!EIW-SOVIEMBI!E l!J18) Sor María de los Angeles iba remontando cada vez más alto su vuelo; de ahí que necesitara otro Director, (1) A principios de marzo de 1918 escribia la ;\f. Angeles a una de sus hijas espirituales: «Como hablo tanto de la dirección del P. l\Ia– rhmo con los Confesores que me conocen, éstos -como si temiesen errar- me preguntan con frecuencia qué me diría el l'. :i\Iariano en éste o en el otro caso, como si quiskran dirigirme según su criterio.n
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