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66 SOR MARÍA DE LOS .Á.NGELES SORAZU oído en los días que he tenido el consuelo de tener a V. R. en Valladolid: divino el locutorio, divino el confeso– nario, divino el altar en que ha celebrado la Santa Misa, divino el coro y todo lo que en él he visto y oído can– tar o rezar aquellos días. De tal manera, que con sólo recordar cualquiera de estas cosas, vuela mi alma y se eleva a Dios" (rr-VI-1912). "Dios le pague, amadísimo Padre mío, tanto bien; pues después de la bondad infinita de mi Dios, méritos de Cristo e intercesión de mi Purísima Madre, reco– nozco deberlo todo a V. R., a su celo e interés por mi alma pecadora" (2-XI-1912). "El día r4 y también el 13 revivía... en mi alma vivo anhelo de un sello o impresión divina que debe acompaííar al conocimiento, sentimiento o noticia o no sé qué, de la infinita grandeza de mi Dios Uno y Tri– no. Y con ansia inexplicable le pedía a mi Padre que me selle con este sello divino o lo pronuncie, si es que lo tengo, pues tuvo tal y tan divino poder sobre mi alma en el trienio de 19ro a 1913, que la enriqueció con im– presiones tan divinas que el mundo y el infierno no han podido borrar a pesar de sus esfuerzos, mejor podrá ahora cumplir mi vivo anhelo" (18-VIII-rgzo). "Sí, Padre mío, doy muchas gracias a nÍi Dios por haberme provisto de este medio de santificación y concedíclome el inestimable favor de colocarme nue– vamente en su santa y paternal dirección, que es la única que ha respondido a las exigencias de mi pobre alma infinita en sus anhelos" (24-VII-1920). "Lo es– pero de V. R., de su gran caridad, paternal vigilancia y asombrosa luz que Nuestro Señor le ha dado para