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58 SOR MARÍA DE LOS ÁNGELES SORAZU caba a su Director tan deplorable acontecimiento con una carta que revela la trepidación de su alma y el dolor de su corazón, pero que deja traslucir la confor– midad más serena y sobrenatural: "Nada he hecho en el asunto del Confesor ni nadie ha venido aquí ni co– municado con los de Palacio; pero el Confesor ha de– bido hacer o ha hecho sin duda de las suyas, pues ayer recibí la adjunta comunicación del señor Provisor. ¡Pobrecito de mi Padre! ¡Qué golpe éste tan terrible y qué prueba tan dura para su alma, tan llena de cari– dad y de celo por la salvación y santificación de mis reli– giosas y de mi pobrecita alma! Pero anímese y no se desconsuele, que Dios es omnipotente y puede volverle a esta santa casa con mayor gloria que ignominiosa– mente acaban de echarle de ella. Así lo esperamos... Me ha cogido este golpe de una manera que me es im– posible padecer y más inquietarme. Me parece que es un sueño, y no puedo en manera alguna persuadirme de que es una realidad lo que tanto me temía y veo al presente realizado. Siento en el fondo de mi alma un consuelo y una paz tan grande, que me maravillo y casi me desconozco a mí misma. Sólo siento ver pade– cer a V. R. .. Pero anímese; dejémoslo todo en manos de Dios y que se cumpla su santa voluntad... Estamos leyendo en el refectorio las Epístolas de San Pablo, según Mons. Lecamus, y en ellas, especialmente en la segunda a los Corintios, hemos visto a V. R. en San Pablo perseguido por los archiapóstoles que en la men– cionada iglesia querían suplantar a su santo fundador. Animo, pues, y no se aflija, Padre mío, por las perse– cuciones de los hombres, pues es la mejor señal de que

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