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56 SOR MARÍA DE LOS ÁNGELES SORAZF exquisito tacto. Ante los frecuentes y, al menos apa– rentemente, contradictorios cambios de alma, frente a las reiteradas exigencias de sustraerse a la enojosa ocu– pación de escribir, en presencia de las muchas y casi continuas fugas y cuasi amenazas de abandonar la dirección, etc., se necesitaba en el Director un criterio claro y firme sobre los caminos nada ordinarios por los que Dios se complacía llevar a·esta alma, entre muchas privilegiada, y una mano enérgica y dúctil al mismo tiempo para conducirla adelante, retroceder oportu– namente, mantener con constancia los principios, no prevenir o precipitar la hora de la gracia, etc. Al P. Ma– riano no le temblaba el pulso, y ora consentía, ora negaba sus pretensiones, ora aprobaba con dulzura, ora repren– día con franqueza. Estaban para cumplirse los tres años de dirección, cuando, en mayo de 1913, la Provincia del Sagrado Corazón de Jesús, de Castilla, de los Menores Capuchi– nos, celebró su capítulo, para elegir nuevos superiores, en el convento de Bilbao. El P. Mariano fué destinado a León con los mismos cargos que en el trienio prece– dente. Tanto el Director (6-V-1913) como la Dirigida (17-III-1913; 1-IX-1913) parecían estar persuadidos de que en el nuevo período que se iniciaba entrambos darían mucha gloria a Dios; y sin duda que se la dieron, pero ciertamente en un sentido que ninguno de los dos deseaba, aunque tal vez ya lo preveían. La contradicción es el sello distintivo de la obra de Dios, y no podía faltar en la santificación de su sierva. La vil pasión de la envidia y la pequeñez de miras de ciertas personas dieron una fuerte sacudida al fron-

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