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LA DIRECCIÓN ESPIRITUAL 43 ción y el escribir] son las que aprendo motivo de con– denación y por esto es la única puerta por donde viene Satanás o aflige y tortura a mi pobre alma" (r-I-r92r). Quienquiera que desapasionadamente lea este epis– tolario comprenderá toda la verdad de esta amarga confesión de la sierva de Dios: "No sé si habrá otra alma a quien el demonio haya trabajado tanto contra la dirección y con astucia tanta, pues hasta de almas sólidamente virtuosas y santas se valió a veces para sustraerme a ella; y, lo que parece increíble, de mis Superiores representantes de la misma Iglesia Santa... Pero nuestro Sefíor no desistió ele su empeiío, sino que me apremió cada vez más" (25-VIII-r920). Nos halla– mos en presencia de uno de tantos fenómenos que con frecuencia se encuentran en la vida de Sor María de los Angeles, '' capaz de desconcertar quizá aun al más célebre teólogo místico, que desconoce mi vocación y los designios de Dios en mi pobre alma" (8-IX-r920). '' ¡Cuánta verdad es que los pensamientos de Dios dis– tan infinito de los nuestros, y nuestros caminos de los suyos, pues así conduce las almas a sus altos destinos por vías al parecer opuestas a sus designios!" (r). 3. NATURALEZA DE LA DIRECCIÓN No será del todo inútil señalar en este lugar, aunque sólo sea a vuela pluma, algunos de los caracteres mús salientes de la dirección espiritual, tal cual nos los revela la correspondencia. (1) Auto/Jiograjia, pág. 322.
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