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42 SOR MARÍA DE LOS ÁNGELES SORAZU a brazo partido" (r). Y a fines de siglo amargamente se querellaba con Jesús: "Si fuera yo como algunas que no les cuesta trabajo comunicar las cosas de su alma con los confesores, en este mismo momento pondría en ejecución vuestro mandato [de confiarse a la direc– ción] y con ello haría desaparecer este abismo que media entre Vos y yo y me impide el unirme a Vos. ¡Pero me cuesta tanto hablar! ¡Son tantas las dificultades que encuentro en traducir mi alma a un sacerdote o reli– gioso, cualquiera que sea, con la misma franqueza que a Vos --como Vos me mandáis--, que es imposible de toda imposibilidad que pueda yo cumplir este man– dato, a no ser que Vos mismo os encarguéis de mostrar mi alma al Ministro designado para dirigirme" (4-VIII- 1910). "Soy incapaz de dirección, no tanto (me parece) por desobediente --aunque lo soy mucho (mejor dicho, lo he sido estos dos años y medio)- como por mi ge– nio o modo de ser, que me ha impedido hasta ahora el tratar con mi Director espiritual con la confianza abso– luta que Dios quiere que trate" (4-VIII-1910). "La dirección espiritual, o sea la manifestación de mis inte– rioridades al Confesor o Director, era para mí el sa– crificio más grande y la cruz más pesada e insopor– table que el Seüor me podía imponer, y un imposible, dado mi carácter y modo de ser" (21-VII-1910). "Es mucho lo que temo y me aflige quedarme sola sin dirección... He sufrido tanto, Padre mío, que ya no estoy para sufrir más lo que he sufrido a causa de la dirección" (25-IV-19rr). "Estas dos cosas [la direc- (1) Cf. Vida de la R. ;.11. ,1ngcles Sorazu. Primera parte o Auto– biografía, pág. 50, Valladolid, 1920.
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