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CORRESPONDENCIA EPISTOLAR 33 Voluntad Divina, la que creía comer con mis besos'' (5-VI-1913). "Las cartas de V. R. fechas 29 de junio, r8 y 28 de julio, desde que las recibí las he leído casi todos los días, mejor dicho, las he orado y asimilado en la pre– sencia de Dios, quien en su infinita misericordia se ha dignado producir en mi pobre alma los sentimientos, afectos, anhelos y virtudes que expresan con la perfec– ción que Él sabe y puede hacerlo y que no me es dado explicar" (31-VII-1920). '' Hoy mismo se me ha pasado casi todo el día, sin darme cuenta, orando unos renglones de la carta del r de agosto; ¡yo, que pensaba oradas todas! ... Es porque son como el Sanctits, Sanctus, Sanctus que se canta en el cielo, que, aunque antiguo, parece siempre nuevo. Y cuando quiero seguir adelante no puedo, porque qui– siera orar las últimas sin dejar las primeras; mejor dicho, no las oro, sino que sus enseñanzas se imponen a mi alma con mil y mil apremios divinos que las acom– pañan en una unidad que se asimila el alma sin di– ficultad" (ro-IX-1920). '' Rarísima vez pasarán cinco minutos sin que revi– van o repercutan en mi alma sus cartas en todo o en parte" (9-XI-1920). ''¿Y qué diré a mi Padre de sus cartas tan divinas? ¡Padre mío, Padre mío! Me faltan términos para ex– presar el aprecio que me merecen y la inmensa grati– tud de mi corazón hacia V. R. y a mi Dios querido, que es el autor de la doctrina divina que contienen. Esta es mi vida, la única teología mística que entiendo, me gusta, interesa y aprovecha. Todo, todo responde 3