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28 SOR MARÍA DE LOS ANGELES SOIUZU rimentalmente a la evolución de las múltiples y varias fases de la unión de las almas con Dios en uno de los períodos más interesantes y fecundos de la vida mística. No importa determinar a priori a qué categoría de personas será más útil, agradable y provechosa esta correspondencia; es lo cierto que su valor intrínseco es innegable. Los directores espirituales verán crono– lógicamente descritos con maravillosa precisic'm y maes– tría los diferentes estados místicos de un período inte– resantísimo de la vida espiritual en sus causas y en sus efectos, en su esencia y en sus modalidades; además hallarán indicados los criterios para discernir muchas de las fases de la vida mística por las cuales Dios se complace conducir las almas fieles a su vocación, así como también los fenómenos que las preceden, acom– pañan y siguen. Entre los dones con que Dios enrique– ció a Sor María de los Angeles, no fué el menor ni el me– nos excelente el de "referir y expresar las interiorida– des de mi alma con la facilidad que otra cosa cualquie– ra" (3-XII-1910). Las almas dirigidas, por su parte, verán el modo de disponerse para no crear dificul– tades a la acción santificadora de la gracia, para no frustrar los designios de Dios, y cooperar eficazmente a la obra de su Padre espiritual. En una palabra, encon– trarán un modelo seguro y perfecto ele sus relaciones con Dios y con las criaturas, sobre todo con sus di– rectores. Las cartas de Sor María de los Angeles no contienen abstrusas disquisiciones teóricas: refieren solamente ex– l periencias vividas, hechos concretos, huellas admirables del paso de Dios por un alma.