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24 SOR MARÍA DE LOS ÁNGELES SORAZU tura, ponerme a hablar de los misterios divinos con– tenidos en él, sería cosa de nunca acabar. Cuando vayamos al cielo, Padre mío, allí se lo contaré, lo que aquí quisiera decir" (16-V-19rr). "l\Ii alma se había convertido en infinitas lenguas, y una vez más lamento la insuficiencia de la pluma para transmitir a mi Padre mis sentimientos" (17-I-1921). A pesar de las dificultades con que el alma tropieza para exteriorizar su vida íntima de unión con Dios Nuestro Señor, algunas de las cartas son verdaderos tratados místicos, que dejan al lector perplejo, sin saber qué admirar más, o la sublimidad de la doctrina, o la sencillez y precisión de expresarla, o el misterioso comercio y trato de Dios con las almas. C) SENCILLEZ DE ESTILO Y CANDOR DE ALMA Y todas estas maravillas de la gracia Sor María de los Angeles las describe con una sencillez encan– tadora y con una facilidad asombrosa en estas cuentas de conciencia a su Director. Su alma se nos revela mejor aún si cabe que en su tratado sobre la Vida espiritual y en su Autobiografía, por lo mismo que son más espontáneas y tienen menos visos doctrinales. Por doquier se descubre un candor y una ingenuidad que cautivan el ánimo. Nada de retórica ni afecta– ción. El alma toda entera se derrama completamente sobre el papel, con todo cuanto en ella hay de humano y de divino, manifestando los pliegues y repliegues más íntimos de su ser. Con un estilo sencillo y fa.mi -