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16 SOR MARÍA DE LOS ÁNGELES SORAZU no bastaba a procurarle la dote. Muy otros, sin embargo, eran los designios de la amorosa Providencia. Retardado su ingreso en Caspe a causa de una grave enfermedad, cuando menos lo pensaba y sin saber a qué atribuirlo, recibe una carta de la Abadesa de las Concepcionis– tas Franciscanas de Valladolid, preguntándole si ten– dría algún inconveniente en entrar como cantora en dicho convento. E impulsada por los ruegos de su ma– dre, sintiendo y todo no mantener la palabra dada a las Capuchinas de Caspe, aceptó la propuesta. El 25 de agosto de 1891 sale de Tolosa y el 26 por la tarde la clausura de un convento de la ciudad caste– llana la separa para siempre de las miradas de los mor– tales. Tomó el hábito religioso de Concepcionista Fran– ciscana y el nombre de Sor María de los Angeles el día 29 de septiembre. Transcurrido el año de noviciado, el 6 de octubre de 1892 se consagró al Señor con los votos religiosos. En sus relaciones con la Virgen Santísima había enkndido Sor María de los Angeles que el Señor la había destinado para Abadesa vitalicia de la Comunidad. Y efectivamente, el mes de diciembre de 1898 fué elegi– da Superiora, cuando sólo contaba veinticinco años de edad, razón por la cual la autoridad competente no ratificó la elección de las religiosas. El 9 de enero de 1900, de nuevo la Comunidad puso en ella unánime su confianza, pero tampoco esta vez fué confirmada la elección, sino que fué nombrada Vicaria y Maestra de Novicias. Por tercera vez, a principios de 1903, fué anulada su elección. Mas el 21 de febrero de 1904, elegida por unanimidad y aprobada su elección, la
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