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180 SOR MARÍA DE LOS ÁNGELES SORAZU ofendiera y abandonara... Siento un odio y aborreci– miento muy grande al demonio y demonios, a quienes quisiera quitar todas las almas que tienen en su poder en el mundo y en el infierno... Ruego, insto y suplico a Dios Padre que mire por la causa de su Unigénito y no tenga baldío su poder... Para conseguir esto he ofrecido a Su Majestad con todas mis veras mi salud, mi crédito y mi vida, y si es necesario hasta la salvación de mi alma, conforme y dispuesta a vivir eternamente privada de su vista y presencia sufriendo todos los tormentos del infierno con tal que Jesucristo mi Dios triunfe de Sata– nás... Mas no en pecado, sino en gracia, pues no quiero de ninguna manera ser esclava de Satanás ni en e_l in– fierno, sino que quiero ser lo que dejo indicado, esto es, un azote cuya sola vista le convierta en amargura y tormento todas las alegrías y satisfacciones que se ha procurado a sí mismo en los estragos causados en el género humano, que tanto aborrece... No obstante el temor que siempre he tenido a las tentaciones, por el conocimiento de mi fragilidad y peligro de caer en ellas, también me he ofrecido (y con sumo gusto y muy con– tenta, contando con la gracia y protección de mi Dios) a padecer todas las tentaciones que el demonio y demo– nios inventan, sugieren o intentan sugerir a todos los pecadores del mundo, si es ésta la voluntad de Dios... No ignoro el peligro y peligros a que me expone este ofrecimiento de caer en pecado y de padecer lo que yo ni siquiera puedo imaginar; pero no tengo miedo, antes bien, estoy deseando entablar la lucha y comenzar a combatir con todos los demonios del infierno para vengar con mis desprecios y conquistarles las almas que