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IJ8 SOR MARÍA DE LOS ÁNGELES SORAZU celo del apóstol son reverberos de las llamaradas de su pecho. Sor María de los Angeles no fué apóstol, si por apóstol exclusivamente se entiende el enviado de Jesús que atravesando valles y escalando montes, recorriendo pueblos y ciudades conquista almas para Cristo. Pero ella, que se "moría de amor por Jesús y de celo por su gloria" (1), fué un paladín de la causa de Jesús, y los Angeles fueron testigos de los triunfos alcanzados desde la soledad de aquella celda de Valladolid, en donde había prendido el fuego que Jesús vino a traer a la tierra para que ardiera. Su inmenso deseo de glorificar a Jesús se vda con– trariado por los destrozos y estragos que el demonio causa en el redil de las almas. Este hecho doloroso la hacía prorrumpir en frases enC·rgicas e incisivas, que revelan elocuentemente el celo por la gloria de Dios, el odio al demonio y la abominación del pecado, y,el amor a todas las almas regeneradas con la sangre del Cordero Inmaculado. "Viviré en la presencia de Jesús a manera de centinela avanzada, constituida guardiana suya para que nadie le ofenda, procurando que recaigan en mí los agravios que le infieren los pecadores en el mundo y los demonios y condenados en el infierno" (2). "¡Oh Dios, mi Salvador! ... Quiero ser para ti un concierto musical de dulcísimas melodías. Quiero ser un arpa animada, muchas arpas, dotada cada una de tantas cuerdas cuan– tas son las partes de que se compone la creación, y vibrar en tu alabanza tantas notas cuantos actos rea- ( 1) Autobíograffo, pág. 2G3. (2) Ibíd., pág. 332.

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