BCCCAP00000000000000000000576
176 SOR MARÍA DE LOS ÁNGELES SORAZU Cerremos este párrafo sobre la humildad con una frase sublime en su sencillez, sorprendente por su origi– nalidad: '' Al quedarme a oscuras, acrecentóse mi ansia de aniquilación, y, como siempre en estos casos, busqué el lugar que me pertenece para establecerme en él y practicar la verdad, ya que humildad no cabe en mi profunda miseria" (6-IX-1920). ¡Humillarse hasta el extremo de juzgarse incapaz de humildad! "En las rosas contemplaba la caridad divina CARIDAD f t b 1t· 1 1· y ra erna, y procura a cu 1var a rea izan- do muchos actos a favor de Dios y ejercitando la cari– dad con mis hermanas y con todo el mundo, interes{m– dome por todas las almas justas y pecadoras en la presencia de Dios" (r). El amor de Dios ---con su inevitable y necesaria ramificación de amor al prójimo-- es el termómetro, el indicador infalible de la grandeza espiritual de las almas. Sor María de los Angeles nació para amar, y la maravillosa obra de su santificación fué efecto de su amor. Ardientes llamaradas son sus cruces, sus ansias, sus anhelos, sus trabajos, su vida entera abrasada en el volcán ardiente de una indefectible caridad. El amor divino fué la estrella polar que la guió a través de las densas tinieblas de las purgaciones del alma; el báculo que la sostuvo en los alternos vaivenes de su no inte– rrumpida ascensión espiritual; d manjar que le dió vigor y fuerzas en los largos y abrasados desiertos de la vida mística; el resorte y d móvil de todas sus actividades. (1) Autobio:1rafía, pág. 1 Hl.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz