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SEMBLANZA I7I al menos en el fondo del alma,, pues quisiera arder en el infierno antes que contrariar la voluntad divina y negar a mi Dios la gloria que de mí espera" (25-IV-rgrz). "Me gusta mucho y siento un deleite y placer extra– ordinario en abrazarme con la voluntad divina y some– terme a sus disposiciones o permisiones cuando son contrarias a mí, aunque en realidad de verdad no reco– nozco ni siento en mí ningún deseo ni sentimiento con– trario a la voluntad divina; pues soy un alma sin desig– nio, dispuesta siempre para todo lo que mi Señor quiere, dispone o permite en mi, aunque pecadora, como V. R. sabe" (rg-XII-1912). '' En las violetas miraba la santa virtud HUMILDAD de la humildad, la que procuraba culti- var en mi alma con esmero; pero la humildad verdad, hija del conocimiento de la infinita grandeza de Dios y de mi propia vileza, e hija también del puro amor y celo de la gloria divina" (r). Sor María de los Angeles nos dice, en efecto, "que amaba la humildad como la niña de sus ojos entre todas las virtudes y tenía sus delicias en ella porque en ella hallaba siempre a su Dios" (21-VII-1910). Y había comprendido no sólo que esta virtud es la piedra de toque de toda santidad, sino que los grandiosos desig– nios de Dios sobre su alma--es decir, el cumplimiento de su misión aquí en la tierra-"se verificaría en mí me– diante una humildad no solamente profunda, sino con– sumada en cuanto posible en una humilde criatura. (1) Autobiografía, pág. 149.

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