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154 SOR MARÍA DE LOS ÁNGELES SORAZU mino, su solidez y consistencia. "No hay para mí -de– cía--- caminos ordinarios, sino que todo lo entiendo en el grado inefable que se me impone" (25-VIII-1920). Y en este grado inefable comprendió perfectísimante en qué consistía la verdadera santidad, la sincera y auténtica perfección cristiana. No se detenía en las apariencias, sino que iba derecha a la sustancia. No deseaba, antes las temía, las gracias extraordinarias, como revelaciones, visiones, éxtasis, etc. '' Insté mucho al Seüor para que me hiciese muy suya, muy santa, un instrumento de su gloria como deseaba, eso sí; pero sin salir de los límites de la prudencia humana para no llamar la atención ele nadie" (21-VII-1910). "Tuve cierto remordimiento o temor de haber faltado por no contenerme en la ocasión que refiero de ayes y alaridos, y [tuve] deseo de que me mande por obediencia que jamás vuelva a llamar la atención de la Comunidad" (26-VI-r9rr). "Si estoy en comunidad cuando preveo que me va a suceder esto, me salgo para no llamar la atención" (17-X-r9u). "Temo que me va a asaltar la tentación de abandonar el camino que llevo, por mi inclinaci<m a vivir vida de fe, despreciando todas las visiones y revelaciones" (r8-I-r9r3). "Soy un poco rara o extravagante. Quiero decir que mi alma no se detie– ne en las corrientes que la baüan ni en los rayos que refleja, aunque sean divinos. Los estimo, sí, muchísimo; los acepto postrada y aniquilada, tributando gracias y adoraciones a mi Dios altísimo; pero mi alma mira siempre a la Fuente, al divino Manantial, a quien vuela con las energías que le prestan o conceden los dones divinos, y adherida a su Dios querido, su vida y su amor
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