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SEMBLANZA 1 39 perfeccionan. Es la antinomia proclamada por San Pablo y que día tras día cada uno de nosotros experi– menta. Nadie nos describirá más acertadamente ni nos pintará con más vivos colores que la sierva de Dios estos dos mundos tan diversos en que se movía su alma y se desarrollaba su actividad espiritual: la naturaleza y la gracia, la acción de Dios y la cooperación de la criatura. Sus propias palabras ponen de manifiesto la dificultad del análisis no menos que lo complejo de su carácter. Oigamos, por vía de ejemplo, algunas de sus afir– maciones: "Soy tan distinta cuando me encuentro en– golfada en Dios, de lo que me veo y soy cuando vivo reconcentrada en mi propio ser, que ninguno que me / vea en Dios y me vea en mí pensará que soy la mis– ma" (7-IX-1910). "A manera de impetuosas olas, se agitan en mi alma los afectos de tristeza y desesperación con los de esperanza y consuelo; éstos, inspirados por la idea de la gloria y felicidad de Dios · -que no puede sufrir detrimento por la condenación eterna de mi alma-, y aquéllos, por la convicci<'in de que en el infier- no no podré gozarme de la gloria y felicidad divina, que constituye mi paraíso en este mundo, porque no amaré a mi Dios" (u-XII-rgro). "Alguna cosita más quisiera decirle, pero no sé por dónde comenzar, pues hay en mí otro espíritu tan distinto del que aparece en el relato de esta carta, aunque constituye con ésta una misma alma, que si se lo demuestro, todo lo dicho hasta aqui parecerá mentira. Y, sin embargo, no es así, sino que es verdad todo lo que he insinuado en ésta y otras cartas de mis sufrimientos, temores, trü,tezas, etc., aunque parezca lo contrario a quien contempla y mira mi alma

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