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I I RETRATO PSICOLÓGICO «Despu(>s de poseer todos los dones, tenia el don de saberlo explicar, de saberlo escribir y de saberlo pintar.,,-(Sor Concepción.) Espaciemos ahora nuestra mirada por los horizon– tes dilatados del ser racional de nuestra heroína. Es siempre cosa harto difícil analizar un alma. Nuestro propio conocimiento es un problema de no fácil solu– ción. Y naturalmente, cuanto más extraordinaria es un alma tanto más densos son los velos que impiden penetrar en ella. Ahora bien, nos hallamos en presencia de un ser sobremanera privilegiado. Se diría que su sorprendente riqueza psicológica y moral impone silen– cio a la lengua y cortapisas a la mirada indagadora. Si consideramos su lado humano, nos asombra su exube– rancia; si contemplamos su lado divino, eclipsa las cua– lidades naturales, y nuestra inteligencia entra en un mundo de perplejidades. Son dos mundos que se cru– zan. Son la naturaleza y la gracia, que se completan y