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II2 SOR MARÍA DE LOS ANGELES SORAZU P. Alfonso de escribir la historia divina de Jesús en forma de meditaciones. A pesar de las manifesta– ciones divinas que tuvieron lugar en pro del trabajo es– criturario que el Padre me imponía, no pude realizarlo, debido a la crisis dolorosa que se había iniciado en mis relaciones directivas" (28-VII-1920). "La primera de estas meditaciones -dice el P. Na– zario, ob. cit., pág. 8- expresa breve y sustanciosa– mente la Anunciación, mostrando las virtudes de Nues– tra Señora. La segunda expone con admirable preci– sión teológica el misterio de la Encarnación y comenta los últimos versículos del Salmo 48. La tercera es una ju– gosa exposición del Salmo 109, que aplica a la Encar– nación, mostrando cómo el Padre glorifica al Hijo que tanto se ha humillado. La cuarta se titula" Jesús en el seno de María; sus relaciones con Dios Padre". Sin duda, puede admirarse su abundancia de doctrina y facilidad en el manejo de las Sagradas Escrituras. Por lo demás, las aplicaciones ascéticas son escasas, pues más que meditaciones son éstos relieves que quedan en el alma de la altísima contemplación del misterio." Por lo que a la historia de estas meditaciones se refiere, sabemos que, el 21 de noviembre de 1918, el ,. P. Alfonso le había ordenado que escribiera la V ida d1:vina de Jesús; pero en aquella ocasión la M. Angeles compuso sólo estas cuatro meditaciones. 9. La Vida divina de Jesús. Este párrafo podía llevar muy bien por título: El libro sobre la vida divina de Jesús que nunca se escri-

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