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IIO SOR MARÍA DE LOS ÁNGELES SORAZL' dice, admirable también, aunque por otro estilo, sobre la acción del Director en las almas que caminan a la perfección. Hay en él seguras normas y avisos muy prác– ticos para la dirección espiritual, fruto de las duras lec– ciernes de la experiencia, y más aún, a lo que podemos entender, de la luz sobrenatural que la iluminaba para penetrar d interior de las almas. El estilo, antes tan elevado, encanta aquí por su ingenuidad, no exenta a veces de fina ironía" (pág. 15). El texto de este trataclito se halla en las pági– nas 363-398. Nos haríamos prolijos si quisiéramos recordar, aun– que solo fuera los principales elogios que al tratado sobre la Vida espiritual se han tributado. Citart>mos sulamente dos: "Obra notabilísima -escribe el P. Arin– tero-·, llamada quizá a formar época, y por de pronto a ilustrar y alentar de un moclo extraordinario a las almas sedientas de verdad y justicia (r)." "Esta obra -aüa– de el P. Cirilo de Urrestilla, Capuchino cuya prematura nrnerte todos lloramos-, como la del B. Luis de Montfort, trae una consigna providencial: la de armonizar, la de in– corporar, la de fundir en uno mismo los dos movimien– tos que hoy en día se fomentan: el de sobrenaturalizar l y el de mari<!:!1:izar la vida espiritual de las almas" (z). 7. La Vida de San Juan Evangelista. Fué ésta, según parece, la primera obra salida de la pluma de Sor María de los Angeles. Habiéndola com- (1) Cf. La Vida Sobrenatural, 1925, t. IX, p. 67. (2) Cf. El Mensajero Seráfico, 1925, t. XLIII, p. 467.

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