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LA ESCRITORA :MÍSTICA 109 Queda algo incompleta la obra, al decir de la autora, porque no termina de explicar esta reproducción mis– teriosa de la vida de Cristo en el alma, por no haber f sentido aún la última parte de ella; pero, en realidad, se • completa con los ejemplos que aduce de santos que sufrieron la crucifixión mística en la hora de la muerte, o poco antes. En todas estas fases y períodos no se olvida la l\I. Angeles de presentar a la Santísima Virgen inter– viniendo eficacísimarnente corno Universal Medianera. Tal es, en breve, el argumento de esta obra admi– rable. Pero este descarnado resumen no puede dar idea de sus bellezas teológicas y literarias. La M. Angeles maneja (con facilidad estupenda en una mujer sin estu– dios) los conceptos más elevados de la Teología y los expresa, casi siempre, con exactitud escolástica, con orden y precisión, con estilo fácil y con su llaneza su– blime. Con claridad y oportunidad maravillosa desentra~ l fia y acomoda lugares muy difíciles del Cantar de los Cantares, del Apocalipsis, de los Salmos y los Profetas; pero sobre todo derrama viva luz sobre los textos del Evangelio y sobre el último período ele la vida pública de Cristo. Nadie nos ha hecho sentir corno ella algu– nas de las divinas perfecciones, singularmente la J us– ticia, de que se muestra tan enamorada corno otros mís– ticos de la Sabiduría o la Bondad; nadie nos ha hablado tan alta y originalmente de la Fecundidad Divina, es– cabrosa materia para tratarla un alma tan pura" (pá– ginas 12-15). Este tratado místico de indiscutible valor, en el que predominan los rasgos autobiográficos más salientes de la espiritualidad de la autora, '' se termina con un apén-

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