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• Teresa, la M. Angeles nos describe una nueva fase ele la vida mística, en que el alma, participando ele la vida gloriosa ele Cristo, se esconde en Dios (caps. XVI-XX); y en esta fase, cuatro períodos. En el primero (cap. XVI) predomina el a~~Jr jubiloso de comp~'lcencia en las perfecciones divinas, y el alma contempla al Señor como Dios de gloria, anhelando unirse especialmente al atri– buto de la Misericordia. En el segundo (cap. XVII) predomina el amor estim~jjvo, contempla el alma al Señor como Dios de amor, se enamora de su Justicia, y con el anhelo de identificarse con ella sufre una nue– va purificación. En el tercero anhela adherirse a Dios como a causa f~al y comienza a sentir ele un modo sublime cómo se desarrollan por su orden entre su Amado y ella las escenas todas del Cantar de los Canta– res. En el cuerto (cap. XIX) el alma se identifica con la Divina Voluntad, sintiéndose atraída por el Espíritu Sa·nto como antes por el Verbo, y Dios se revela a ella con d atributo de la fecundidad, del que ansía ella participar de un modo ,~o. Después de vivir el alma con Jesucristo en Dios en estos cuatro períodos, entra en una nueva fase, en que siente la vida de Dios en ella (cap. XX) y contempla a Jesucristo como Dios-Hombre (cap XXI). En los pe– ríodos precedentes se cumplió la primera parte de aque– llas palabras: '' Vosotros conoceréis que Yo estoy en mi Padre". En esta contemplación de Dios-Hombre se cumple la segunda: "Vosotros en Mí". Comienza lue– go a cumplirse la tercera: "Yo en vosotros", cuando por maravilloso modo Jesús va reproduciendo en el alma todos los misterios de su vida (caps. XXII-XXIII).
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