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LOS CENTENARIOS DE 1882 Y 1926 357 con la del P. Cuthbert, serán los libros «fuertes» que los capuchinos presentarán en nuevas ediciones y en traducciones como el mejor aporte cualitativo ele la Orden al centenario ele 1926. La aportación capuchina a la historiografía sobre S. Francisco no se había limitado en los años cálidos de la « cuestión franciscana » a las obras excelentes - maestras algunas de ellas - que acabamos de señalar. La producción científica sanfranciscana había también proliferado y seguía proliferando en las varias revistas de investigación ele la Orden. En 1899 los capuchinos franceses fundaron en París la revista Etudes Franciscaines, la primera revista científica, en orden ele tiempo, de toda la Orden fran– ciscana. Abierta al amplio espectro ele temas franciscanos doctrinales e históricos, se dio en ella una cierta preferencia a los estudios específicos sobre S. Francisco. A través de sus artículos, recensiones y boletines de historia franciscana se puede seguir el pulso ele toda la producción europea en torno al Santo de Asís 64 • En 1907, por iniciativa de los capuchinos ele Cataluña, salía la Revista de Estudios Franciscanos (luego simplemente Estudios Franciscanos y, desde 1923 a 1936, Estudis Francis– cans), con notables estudios críticos o ele alta cultura sobre S. Francisco, como asimismo los que aparecieron, en mayor número, en Franciscaansclz Leven, revista de espiritualidad, historia y arte franciscanas fundada por los capuchinos holandeses en 1917. Esta valiosa producción capuchina, mas la inmensa literatura fran– ciscana de varia procedencia publicada en los últimos 40 años, hacían esperar, para el inminente centenario de 1926, un aporte científico-cultural netamente superior en calidad y cantidad al del centenario de 1882. El VII centenario de la muerte ele S. Francisco se abrió oficialmente el 2 de agosto de 1926 y se clausuró el 4 de octubre del año siguiente. Su finalidad sería prevalentemente espiritual y clevocional, según las orientaciones dadas por Pío XI en su encíclica Rite expiatis del 30 ele abril de 1926, en la que comenzaba poniendo en guardia contra las exage– raciones y deformaciones de cierta literatura seudo-crítica en torno a la figura ele S. Francisco. « Es nuestro deseo - escribía el papa - que las fiestas religiosas y civiles, las conferencias y los discursos sagrados que se tendrán durante el centenario miren a que éste se celebre con mani– festaciones de verdadera devoción al Seráfico Patriarca, sin hacer de él un hombre ni totalmente diverso ni solamente desemejante del que formaron los dones de la naturaleza y ele la gracia 65 • Ya anteriormente el general de la Orden, P. José Antonio de S. Giovanni in Persiceto, en una recensiones en Arclz. Franc. Hist. 17 (1924) 433-437 (M. Bihl) y en Franz. Stud. 11 (1924) 161-163; citaremos otras más abajo al señalar las varias traducciones. 64 Sobre el aporte de Etudes Franciscaines a la historiografía acerca de S. Fran– cisco y la producción de los grandes franciscanistas Ubald y Edouard d'Alen~on y Gratien de Paris, Yéase más arriba J. Mauzaize, La présence de saint Fran9ois d'Assise dans les « Etudes Franciscaines », 249-268. Para una guía al material de esta revista sobre S. Fran– cisco, véanse la Table décennale 1899-1908 y la Table générale 1909-1928, especialmente bajo la voz Fran,ois d'Assise (S.). ,s La encíclica en A.A.S. 18 (1926) 153-175; Acta O.F.M. 45 (1926) 161-173; Anal. O.F.M.Cap. 42 (1926) 165-183; Comm. O.F.M.Conv. 23 (1926) 149-183 (texto latino e italiano).

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