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3.2.4. Una parroquia que se sienta enviada a servir Seguidores de Jesús y de Francisco, la comunidad parroquial tiene otra nota distintiva: la de ser una fraternidad enviada a servir. A se– mejanza de Jesús, que se despojó de su condición divina y tomó la condición de siervo y se entregó hasta la muerte, ese mismo modo de actuar debe prevalecer en todos los miembros de una parroquia que se diga franciscana. A eso debe llevar la palabra, la liturgia y el sentirse hermanos de todos los hombres. Para vivir la minoridad en el servicio parroquial se requiere: - Tener siempre como modelo el icono del lavatorio de los pies. - Ser menores en actitud de servicio entre la gente, compar– tiendo su vida y, sobre todo, primando el contacto perso– nal como primera vía de evangelización. - Ser signos de relación: entre fe y cultura, fe y vida social, evangelio y vida política, fe y naturaleza, fe y justicia y paz social, con un compromiso serio por la promoción humana y la solidaridad. - Ser austeros y alegres: No confiar en los medios potentes y costosos ni siquiera para las obras humanitarias o de desa– rrollo social. Cuidar la cultura de la sobriedad, de lo esen– cial. - Preocupados por los pobres: no tanto como forma de asis– tencia social, sino de acercamiento, de presencia, de escu– cha, de promoción humana, de solidaridad y de otras for– mas. Se trata, sobre todo, de un andar al encuentro, de de– dicar tiempo, de gastar energías de mente y de corazón pa– ra buscar juntos la solución de los problemas. Sobre todo, debe reservarse una especial atención para los "sin": sin techo, sin trabajo, sin tierra, sin educación, sin salud, sin compañía. Y también para los drogadictos, portadores de sida, presionados a la prostitución y los que no son tenidos en cuenta por los poderes políticos. IDEARIO DE LA PARROQUIA CAPUCHINA 18

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