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2. LA COMUNIDAD PARROQUIAL La comunidad parroquial es como una gran familia donde cada uno debe encontrar su lugar. En ella deben cultivarse las relaciones hu– manas, de manera que, las personas y los grupos, se sientan acogi– dos, comprendidos y aceptados. En ella todos somos necesarios y, por tanto, activos y corresponsables. Para ello hace falta fortalecer la comunión, la cohesión y el sentido de pertenencia. Otra cualidad debe ser la escucha atenta de los signos de los tiempos. El Consejo pastoral parroquial tiene como tarea coordinar la vida y misión de la comunidad parroquial. A este Consejo le compete la elaboración del proyecto anual, los planes de acción pastoral y la pedagogía que acompañe la realización y la revisión de los mismos. El cauce de animación es la capacidad de diálogo, realizado desde los siguientes criterios: clima de comunión y comunicación para favore– cer la identidad, la participación y la sinergia de todos, favoreciendo así la relación de la vida interna de la comunidad parroquial y la apertura al entorno en el que vive (escucha atenta a los signos de los tiempos). 2.1. Ámbitos de la parroquia: 2.1.1. La comunidad nuclear: es decir, todos aquellos que, de al– guna manera, están comprometidos y tienen una respon– sabilidad en la parroquia. 2.1.2. La comunidad sacramental: es decir, los que participan asiduamente en las celebraciones y en algunos actos co– munitarios programados. 2.1.3. La comunidad popular: es decir, los que acuden a la parro– quia en demanda de algunos sacramentos o ceremonias que festejan momentos esenciales de la existencia. Aunque estas demandas no son fácilmente evangelizables, pues es difícil conocer el fondo de las mismas, es necesario que las IDEARIO DE LA PARROQUIA CAPUCHINA 8

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