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XV. DE LA CELDA QUE SE HIZO CONSTRUIR SOBRE UN NOGAL 1. Ocurrió que mientras se desarrollaban estos acontecimientos estaba ya próximo el tiempo de la siega. 2 . Viendo el fiel y prudente siervo de Dios la necesaria ocupa– ción del pueblo para recolectar la cosecha, pensó que debía interrumpir la predicación hasta que llegara un tiempo opor– tuno para ello. Despedida la muchedumbre, se dirigió a un lu– gar apartado y en el sitio llamado Campo de San Pedro, se entregó a la gracia de la tranquila soledad. 3 . Totalmente feliz por su llegada, un hombre noble, de nombre Tiso , ofreció devotamente al siervo de Dios, Antonio, una di– ligente muestra de su afabilidad. El cual era también dueño del eremitorio de los hermanos. 4. Poseía dicho hombre un bosque frondoso , no lejos de la casa de los hermanos , donde entre otros árboles silvestres había crecido un esbelto nogal de cuyo tronco se alargaban seis ra– mas hacia lo alto representando una especie de corona. 5. Cierto día, al contemplar el siervo de Dios aquella admirable belleza, al punto, bajo la inspiración del Espíritu, determinó construirse una celda para sí en lo alto del nogal , tanto más cuanto que el lugar ofrecía la oportunidad de la soledad y la favorable quietud para la contemplación. 70

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