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VIII. CÓMO SE REVELÓ SU CIENCIA A LOS HERMANOS 1. Después de mucho tiempo sucedió que los hermanos fueron enviados a la ciudad de Forlí para recibir las órdenes sagra– das. 2. Congregados para tal fin de diversas partes hermanos meno– res y predicadores (dominicos), se encontró entre ellos Anto– nio. 3 . Llegada la hora de la reunión y congregados los hermanos según costumbre, el ministro del lugar comenzó a suplicar a los hermanos de la Orden de Predicadores que estaban pre– sentes, que, a modo de exhortación, expusieran la palabra de salvación a los que estaban sedientos de ella. 4. Como cada uno de ellos declarase obstinadamente que no quería ni debía improvisar, vuelto al hermano Antonio le or– denó que anunciara a los hermanos lo que el Espíritu le sugi– riese. 5. No creía que él conociera nada de la Escritura ni pensaba que hubiera leído otra cosa, excepto quizá lo que se refiere al oficio eclesiástico, confiando en un solo voto de presunción: que le había oído hablar literalmente con dificultad cuando la necesidad lo había exigido. 51