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5. Después que el varón de Dios, Antonio, llegó allí, por dispo– sición del Señor, pedida la licencia , subió devotamente al ere– mitorio de Montepaolo y abandonando los tumultos del siglo , penetró en el lugar conocido de la paz . 6 . Mientras vivía en dicho eremitorio , un hermano se había construido para sí una celda apta para la oración en una es– pecie de gruta , para poder dedicarse allí más libremente al Señor. 7 . Habiéndola visto cierto día el varón de Dios y pensando en la conveniencia del lugar para la aptitud de la devoción , se diri– gió al hermano con ruegos y le pidió suplicante que le cedie– ra la dicha celda para él . - 48