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FUNDAMENTOS 1.-El pl'imet' Misionet'o En un atardecer que la Historia del mundo ha conservado en toda su fragancia, moría el primer Misionero de la Ley de Gracia: Cristo Jesús. Su vida fué enteramente gastada en la salva– ción de las almas. Junto al pozo de Jacob con– virtió a una mala mujer, y en sus correrías apostólicas por tierras de Galilea, Judea y Samaria, se oyó con verdadero encanto su palabra de Divino Misionero. Un día, ante una multitud inmensa de pueblo y de discípulos dejó escapar de sus amorosos labios estas tristes palabras: La mies, en verdad, es mucha, pero los operarios son pocos. Rogad, por tanto, al Señor de la mies que envíe opera– rios a su heredad. (1) Jesús es el Buen Pastor que ha dado la vida por sus ovejas y que se ha cansado, como verdadero misionero, buscando la que se alejó (1) Luc. X, 2.

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