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-10- Sus discípulos Tito y Timoteo, son las primicias del Clero Indígena. San Pablo es el modelo perfecto de nuestros actuales misioneros. Tan metida tenía en su alma la idea del apos– tolado y su urgente reali1ación, que no dejaba de temblar al considerarla: ¡Ay de mí, si no misionare! (1) Su ardor evangélico fué un volcán. En la última epístola que escribió a su discípulo Tito, se leen estas palabras: He luchado en buen combate; he terminado mi carrera y he conser– vado la fe. (2) Voz es esta de misionero que se siente feliz al ver en marcha el fruto de sus desvelos. La conversión del mundo infiel había sido iniciada. Desde los días del santo Apóstol, miles y miles de almas generosas emulando a tan valiente paladín, se han lanzado a ganar el mundo para Cristo. La obra de las Misiones ha sido la idea de los grandes amadores del Cris– tianismo. 4.-Luz en las cumbres Todas las naciones civilizadas tienen escrito en la primera página de su historia el nombre de un misionero. (1) I Cor. IX, 16. (2) II Tim. IV, 7.
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