BCCCAP00000000000000000000557

;. Q U I E .N ID H. E 8 T F '! S7 de edad madura, pero en esto, como en las demás cosas de la vifü1, los años tienen su valor y, sobre todo, su ex– periencia. Sabio En tercer lugar el director espiritual debe ser sabio. Santa Teresa de Jesús, la gran santa castellana, dejó escritas en su Vida estas palabras, que quiero medites muy seriamente antes de elegir director espiritual. Dice la Santa: «Así que importa mucho ser el maestro avisado, digo de buen entendimiento y que tenga experiencia; si con esto tiene letras, es grandísimo negocio. Mas si no se pue– den hallar estas tres cosas juntas, las dos primeras im– portan más» (Vida, cap. XIII). Nada se puede decir ni mejor ni más graciosamente acerca de las cualidades que deben adornar al director espiritual. El ser sabio, en el sentir de la Santa, no es precisa– mente ser conocedor de las ciencias profanas, sino de las ciencias del espíritu. Puede ser uno doctor en física o en química, puede ser un excelente historiador un consuma– do teólogo, un excelente filósofo, y no ser 'buen director por desconocer completamente las ciencias del espíritu. Por tanto, cuando tengas que elegir director espiritual, no hagas, como algunas que yo sé, que escogen al predi– c,11dor de moda, al que habla los sábados por la noche en la «radio», o el que las recomiendan sus amigas ... Esto es una ridiculez, por no llamarlo de otra manera. El director de tu amiga puede ser muy bueno para ella, pero puede ser inútil para ti. A ella la hará mucho bien; a ti puede perjudicarte. A ella puede llevarla por los caminos de la piedad, a ti puede arrojarte en el lodo. Por eso tu director debe ser aquel que, después de larga oración y de algunas nruebas, estimes que ha de proporcionar a tu alma la luz y la paz. En la dirección espiritual, que tanto tiene de íntima y sagrada, no debes seguir el mismo criterio que seguirías para comprar un vestido, o ver una película ... El director espiritual no se anuncia con métodos comercia-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz