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¿QUIEN f~RE8 TF? 81 voz misteriosa te lo dice claramente en lo más recónrt~o de tu corazón. Y te parece oír entre músicas y ternuras. Joven, Renueva el corazón a cada hora y aprende a renacer cada mañana, como el paisaje al despunt2r la aurora, como el sol que am.anece en tu ventana. (RICARDO LEÓN.) Y no sólo lo crees, sino que te esfuerzas en realizar tu ensueño. Sientes ansias de amar, sin objeto aún deter– minado, por supuesto. Quieres amar por el placer qu~ esto te produce, porque tu naturaleza de mujer vive y J;OZ. en tan dulce ejercicio. No te extrañe. Es la edad de los flirteos, de la ~oque– tería, de las ansias de agradar, de las risas a borbotones, de los escarceos en el campo del amor. Quieres renacer cada :nañana, qnier€s ser como el sol que penetr ..1 todos los días en tu alcoba quieres ser como las flores que se abren todas las mañan'as en tu jardín al primer beso del sol, quieres ser como los pajarillos que cantan enloquecidos entre las ramas de los árboles '.1.pe_ nas alumbra el día ... Quieres ser todo eso, y algo más que adivinas, pero que no sabes cómo conseguir. Estás en la edad más feliz, pero, ¿por qué no decírte– lo?, en la más peligrosa. Tu cuerpo experimenta cambios radicales en su fisiología y el alma participa de esas trans– formaciones en su manera de obrar. Por eso en esta edad lo mismo el alma que el cuerpo necesitan grandes y pro lijos cuidados. Sin tú saber por qué te vuelves capricho– sa, irritable, contestona ... Todo te molesta y de todo tiP– nes que criticar y hacer burla. No permites que te contra– digan, ni sufres que te aconsejen. Te crees lo suficien– temente capacitada para resolver por tus propias fuerzas tus pequeños problemas sentimentales. Es la época en que distingues la actuación de la ma– dre y del padre. La madre, más avisada, te comprende y te trata con cierto respeto, no exento de cierta austeridad; el padre, más despistado, te mima y te consiente. No es 6

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