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P. I L \' I•: H. I O J JE ;; f' ll l T .\ cialistas, o, por el contrario, las prefieren conocedoras de todos los secretos de la vida del hogar? Hablando en general, todos, sin excepción, prefieren a la mujer que sabe hacer las cosas de la casa. No precisa– mente para que ella lo haga, sobre todo si es de cierta posición, sino para quP ella las sepa numdar hacer. Una página sag-rada En la Sagrnda Escritura hay una página hermosisí. ma, sobrP la cual escribió Lnis de León su libro <La perfecta casada:•. He aqui algunos de lo:; pensamientos que más directamente se refieren al tema del trabajo: <:La mnjer fuerte, ¿quién la hallará': Vale mucho más que las En ella confía el corazón de su marido y no tiene nunca falta de nada. Dale siempre gusto, nun ca. disgustos, durante todo el timnpo fü! sn vida. Ella se procura lana lino, hace las labon•,.; con ~us manos. Es como la nav0 del m0rrDcl0r. que, desde lejos, trae su pan. Ve un campo y lo compra, y con el fruto de sus nrn- nos una viña. Ella hace tapicec; y sus vestidos son de lino y de púrpura .. Alza11se sus hijos y la aclan:an, bien1.1.ventnrada, y su marido la t'nsalza. (Prorerbios, cap. :n, 1,ers. 10 y si- guientes.) ¿OístP alguna vez.. amable lectora, un himno más hermoso que éste a la mujer trabajadora, compuesto por 01 mismo ERpíritu S.anto? Yo no lo conozco. El hogar donde la mujer trabaj,i, donde ella es la que éiabe hacer las cosas, aunque tenga stls criadas a quien mandar, no tiene precio. El hombre, cuando se va a rasar, sPa de la posición que no se fija en la que más sabe gastar. sino en la que más sabe ahorrar Un bordado, una obra de arte, un capricho ht'cho por las manos de fiU e;-;posa, le más que todas las no vedades que pueda lÜcir, pero que han sido compradas i:n el comerrio. Madres de posición he conocido que go.