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:: IJ H,. P. 8 I L \'" f,: R I O I) E Z O R I T _\ jor tesoro de su alma; aún hay jóvenes que merecen el santo nombre de jóvenes honestas. ¿Quién lo duda? Pero al mismo tiempo, ¿no es una pena ver que ese ejér– cito de jóvenes honestas es exageradamente reducido, mientras el de las ligeras es casi innumerable? Todo parece que se ha coligado para destruir el pudor en el alma de las jóvenes. Las lecturas, el <<cine)), la moda, la libertad en la calle los centros de diversión .. Por eso es tan difícil que la~ jóvenes pu1:dan hoy con. servar e.l pudor. Y ¡cuántas hay que viven de espaldas al recato! ¡Cuán– tas que tienen a menos aparecer modestas! Y ¡cuántas en cambio alardean de descoco y de ligereza! ¿Cómo van a conservar el pudor esas niñas supercul– tas que quieren saberlo todo, mirarlo todo, tocarlo todo, sin tener en cuenta que en la contienda pueden perder lo más hermoso de una mujer, el pudor? ¿Cómo va a conservar el pudor esa joven «reluciente de colores, muy rojos los labios, muy negras las pestaña,s abiertos los ojos, dominada la boca por una continua y ancha sonrisa que se abre en todas direcciones, cuajadas de brazaletes las muñecas, de collares el cuello, transpa– rente el vestido, abierto el seno, liviana la falda? ... ¿Cómo va a conservar el pudor esa joven que «habla con todos, escucha como si cuanto se le dice fuera de un extremado interés, ríe sin gana a cada palabra, acep. ta invitaciones sin reparo, se hace presentar a todos y con todos se halla con la misma <<sans-fac;on» con que se podría encontrar a solas con sus hermanos ... ?» ¿Cómo ha de conservar el pudor esa joven <<que se sienta sin miramientos con algo de dejadez sensual ma– nifestada en lo que enseña, que ríe a carcajadas, que bebe, y fuma, y baila... ¿» (P. AZPIAZU.) Y este cuadro, de tan subidos colores, no es una ex– cepción, ni una cosa rara; se encuentra con más frecuen– cia de la que sería de desear. !lun entre jóvenes católicas. Ha huido el pudor de la mayor parte de nuestras jó– venes y a ocupar su puesto han venido esas costumbres y libertades paganas que en nada se diferencian de las

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