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el hijo enferma y la muerte está presta a arrebatárselo de las manos; cuando el marido infiel deshonra el hogar y la deshonra a ella; cuando el corazón salta hecho añi– cos ante el dolor inesperado ... , la mujer, instintivamente, acude a Dios, es piadosa. ¿No lo has hecho así tú misma más de una vez? A tu experiencia personal me remito. Por eso la Iglesia, que conoce admirablemente la manera de ser de la mujer, su idiosincrasia, pide en el Oficio de algunas festividades de la Virgen por el devoto sexo fe– menino. Sé, pues, piados:i. ¡Es tan fácil y agradable el serlo! Basta tener corazón; y la mujer se distingue pre– cisamente por esto: por su corazón. Deja, pues, que tu corazón se solace en el trato con Dios, que es el único que puede llenar tus ansias de felicidad. Ejercita tu pie– dad en esa tranquila y dulce intimidad con el Señor que sabe tus debilidades y tus aspiraciones. Vive de esa pre– sencia intima de Dios en tu alma. Y sobre todo, mira todo lo que te rodea con esos ojos de 'fe que te enseñan que cuanto hay en el mundo es obra de Dios, rastros de su paso, dejos de su bondad, músic::i, del arpa inmensa de su poder, que es toda la naturaleza. Como San Francisco de Asís, acostúmbrate a ver en todas las cosas creadas a un hermano, porque esto significa que crees que Dios es el Padre universal de todo cuanto existe. No tengas reparo en llamar a todas las cosas con el dulce nombre de hermanas, que es el más conforme con tu corazón de mujer y con la idea cristiana de fraternidad. universal. Hermanas las flores, hermanos los ríos, hermano el sol, hermanos los animales, hermano el hombre ... ¡Qué manera más hermosa y más verdadera de practicar la piedad! Mi– ra a todas las cosas rodeadas de Dios, llenas de la presen– cia divina, y entonces te bastará ri.brir los ojos, y al ins– tan te dirás con el poeta: Yo sé que estás conmigo porque todas las cosas se me han vuelto claridad; porque tengo la sed y el alma juntas en el jardín de mi sereno afán. Yo sé que estás conmigo porque he visto en las cosas tu sombra, que es la paz;

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