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l 1)1) JL I'. s I L y E 1t ro n E z () n I 'L\. l'.JOr misión sublime la maternidad; al tuyo, en una pala bra, que lo puede conseguir todo. Y ¿qué es lo primero que has de conseguir? Ante todo que el hombre que has encontrado en tu camino sea me– nos fiera y más hombre. El amor ha puesto a tu alcance el dominio de ese cuerpo fuerte y de esa voluntad férre:l, no tiembles ni te asustes al verte sola y débil ante esa estatua de la fortaleza. Amor todo lo consigue. En tus ma.. tlos tienes el secreto para conseguir la victoria. El luchará con sus fornidos brazos, con su inteligencia dominadora, 1.~on su pasión violenta; tú, con tu debilidad encantadora con tu ternura sin límites, con tu corazón lleno de deli– cadeza. ¿De quién será el triunfo? ¿De la fiera o de la do– madora? Tú lo sabes muy bien. En el circo siempre pier tle la fiera. a no ser que la domadora. cometa una im– prudencia acercándose más de lo debido a la fiera. La 'comparación es un poco dura, pero la aplicación no puede ser ni más verdadera ni más exacta. La ocasión Hay una época en que el hombre se deja dominar por la mujer, y esta es la del noviazgo. Por eso tú debes apro– vechar esta oportunidad para modelar el corazón del que ha de ser tu compafiero de viaje en el camino de la vida. ~i le quie 1 :es trabajador, si le quieres piadoso, la época del noviazgo es la más propicia para trabajar en ello. No 'desprecies esta época durante la cual sus ojos y su cora– zón están pendientes de tu voluntad para obedecerla, de tus insinuaciones para cumplirlas. Ve formando con pa– •ciencia, pero al mismo tiempo con firmeza, ese corazón que muy pronto te ha de pertenecer por completo. De– rrama a manos llenas los tesoros de tu corazón de mujer, ·esparce la semilla de tu delicadeza sin limitaciones, nunca como en la época del noviazgo puedes repetir los versos tlel poeta: Yo quiero dar en amores cuanto mi espíritu encierra

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