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El amor de Isabel, que era de verdad, allanó el camino. Le decía un día Juan María a ella: ---Entre los dos podemos encontrar ese libro tan bello vn que sólo saben leer los ojos de los que bien se aman porque sólo está escrito en los ojos de los enamorados . ---Pues si quieres leer claro en los míos, le contesta ella, para que mejor leas, Juan 1\1aría, no vne1vas a hacerlos llorar. -No temas, Isabel. Sé yo cuánto valen tus lágrimas Ellas me enseñaron a conocer qué distinta cosa son amo, res y amoríos. Amoríos, hojas sueltas de flores distintas .. Amores, hojas juntas fü, una sola flor, como tú. Inquietan, y agostan, y fatigan el corazón los amoríos, y en tm amor, eomo el tuyo, descansa. Los amoríos son el reverso del amor. Busca, pues, amada joven, en tu noviazgo amor puro, no amorío frívolo y sensual. El primero te llevará de la mano a la felicidad, el segundo no puede llevarte más QUL• al precipicio. Haz por llegar al santo matrimonio condu– cida de la mano del amor que purifica y eleva, no lo haga" g·uiada por un amorío fugaz, flor de un día, grito de fuerza bruta, sensación peligrosa que lo único que hace es qu,. tar la paz del alma y ahogar la delicafü,za del corazón. La llave está en tu ma11t1 En cuestión de amor la mujer es la que manda. Por eso si tu amor es bueno lo será también el de tu prometicfo El amor del hombre es más violento, más arrollador, más pasión que cariño El de la mujer, por el contrárfo. es más ternura, más suavidad, más amor. Sirvete de ·es~ dominio que tienes durante el noviazgo para consegi.úr de tu novio que ame más. Amor todo lo consigue, y cuando afirmo esto me l'e-, fiero concretamente al corazón de toda mujer,. y por tan. to al tuyo. Al tuyo, que es más ternura que fortaleza, al tuyo, que mandará siempre, si tú sabes usar de él con d_estreza, al tuyo, que ha sido creado para ser más tierno que el de tu prometido, al tuyo, que, en definitiva, tient:

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