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le . I'. S l L Y I•: H l O ll t·: Z O R I T.\ Se quieren dos: y él y ella, ele amor o de bondad el pecho lleno, mientras él nos pregunta: ¿Es bella, es bella?, ella va preguntando: ¿Es bueno, es bueno? (CAMPOA1\10R.) Amor todo lo consigue Ya sabes quien es él, has visto los diversos retratos en los que puede ser catalogado. Ahora, ¿qué es lo que te resta? Preparar el camino para el triunfo del amor. Si; para ,:1 triunfo del amor. La vida del noviazgo es una especie de batalla en que el hombre y la mujer tienen que medir sus fuerzas. La Iglesia, sabiamente, recomienda ese tiempo de prepara– ción, de trato, para que, u11a cosa tan santa y tan decisi– va, no se haga con ligereza. El noviazgo es necesario, para conocerse, e incluso para modificarse mutuamente; por. que el amor todo lo consigue. Ya tienes elegido el hombre que ha de ser tu esposo. Es bueno, educado, trabajador, religioso. dispone de un porvenir para poder sostener el hogar. ¿Lo has conseguido ya todo? No. El amor exige sacrificio y pues has entrado en el camino del amor, pre párate para encontrarte en el camino con el sacrificio y el renunciamiento. Es una triste realidad que el amor y el dolor van siem– pre cogidos de la mano. No te fíes del amor que no es sa crificado. El amor que no sufre. no es amor. El amor fácil, el amor siempre vestido de color de rosa. tiene otro nom– bre: se llama amoríos. Amor y amoríos son cosas muy distintas. Amor es ener– gía permanente, fuerza que lucha y se sacrifica, abnega– ción que trabaja en silencio para hacer al ser amado más feliz. En cambio los amoríos son egoísmo, pasatiempo pe– ligroso, alegría tumultuosa, y -las más de las veces inme– diato escalón a la sima del vicio. Los personajes quínteria:10s están ürrancados de la rea– lidad.

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