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H . P . SI L Y E R I O D E 7, O H T T .\ ba de camaradería, un número más del día de excursión Una de ellas, joven, rubia, delgada, nerviosilla, sacó de su lindo morral una caja de bombones y fué invitando a todos sus compañeros. Todos participaron en alegre ca– maradería, y después de terminado el último bombón vi salir por la ventanilla la caja vacía. Han terminado de comer. y como sé, amada joven, que te interesa saber cómo eran ellos te lo voy a deeir en pocas palabras: eran jóvenes, simpáticos y alegres. ¿Y ellas? Ellas vestían como ellos. Iban a esquiar y su indumentaria era casi idéntica. Sólo las distinguía nn tur. bante de seda, que no era capaz de ocultar por completo su corta cabellera; pero, por los demás ... como ellos. Con pantalón, zapatos fuertes, cuadrados... ¡Pobres pies bre. ves de mujer, tan cantados por los poetas románticos 1 Mas ¿para qué hablar de los pies, si es más importan– te hablar de la cabeza? Poraue te digo la verdad: yo vi que en aquellas cabecitas de inujer bullían muchas ilnsio. nes. Me lo dijo sn conversación. Tú, amable lectora, sabes de qué se habla, de qué ha– bláis cuando varias de tu edad estáis delante de un hom– bre que os interesa ... Pues de eso iban hablando mis sim– páticas compañeras de viaje. Locuacidad. risas, gestos, miradas, poses... ¡Qué varie– dad de expresiones! ¡Qué vivacidad de palabras! ¡Qué en. c::tnto de descripciones! ¡Qué sonrisas más sinceras! ... El poeta santos Chocano describió en verso la escena que yo tenía ante los ojos, escena que se repite todos los días desde que el mundo es mundo. Ddce una: Mi novio es muy bueno, rnás elócil que Tln paje, y son mis mavores caprichos su zev. Y otra añade: El mio es hermoso; ciñenelo el encaje triunfal ele una gola, sería un virrey... Y la tercera contesta: Yo estoy muy contenta; me viene ya el trajt ele seela celeste con flores ele lis ... Así, poco más o menos, iban diciendo mis compañeras

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