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86 Bilbao, 29 de julio de 1955 Mí estimada sobrina: Paz y Bien. Recibí tu atenta última junto con el pesame por la muerte de rn1 inolvidable hermana María. Sí, ha sido sensible, humanamente ha– hlando, su pérdida para mí, porque la quería muchísimo, pero mirando un poco más de tejas arriba no hay por qué entristecernos por s11 muerte; al contrario, envidiémosla por su dicha, porque desde su ju• ventud fué piadosa, más indinada a la vida religiosa contemplat,iva ({Uf' a la vida de casada, pero por las circunstancias económicas no pudo realizar sus ansias, mas su huena ,;oluntarl le habrá valido. En u;mbio, ha procurado dar a Jesús tres hijos consagrados a su santo senicio en el estado religioso ; así que ha sa !ido con ganancia y ahora habrá recibido el premio de su generosidad sin duda alguna. Que Dios no puede faltar en sus promesas al que ha sido fiel en su santo servicio (y casi tengo certeza moral que lo fné en toda q¡ \·ida). Que nos sirva ele medianera ante el Eterno a todos los que aún navegamos en el destierro dt las miserias. Pero por si ac:1so neresita de nosotros aún para ser nuestra intercesora delante del Alt5simo, no hemos de ol– ,·ídar dt· aplicar los s11frag-ios. Ya no quedamos más que dos supervivienks entre diez hern1:1 nos qm: éramos, los dos ochentones. en momentos postreros de des– aparecer de este destierro de lágTimas. Sea, pues, cuando Dios quie– ra y nos dé gracia de arrepentirnos de todo nuestro corazón de toda:, las faltas que hayamo5 cometido en en .,anto senicio y así nos ahra7:' remo~ juntos todos los hermanos en compañía del dulcísimo Jesú~. su dulce y la nuestra Madre l\faría, su dulce e~poso San José, pode roso abogado para alcanzar una dichosa muerte y toda la corte ce– lestiial. Su ayuda todos necesitamos. ; Con que piensas escribir a sus hijos religiosos? Yo sólo escribí a Sor Josefina diciéndole que cumpliera con sns dos hermanos re• lígiosos. A mí me comunicó la noticia Francisco. hermano de ellos, en vascuence, también le contesté en vascuence. A Agustina la con• testé por San Juan. No sé cuando me contestarán: por ella, bieri