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80 P. SILVERlO DE ZORITA, O. F. M. CAP. largos años, siendo un verdadero cristiano, cumpliendo escrupulosa– mente los santo~ mandamientos de la ley de Dios y los de la Santa lvfadre Iglesia, de lo contrario, ya sabes lo que nos espc·ra en el otro mundo. Para el mal cristiano, fuego eterno. ¡No permita Dio,; ta– rnaifa desgracia l Por eso, pues, vivir con gran cautela, sobre todo evitar las malas compañías, que almnclan hoy más qne nunca, por desgracia. Pide a la Virgen Santísima para que nos lilire de tocio peligro de pecar. La niña ya procura sn madre moddarla p:tra cuan• do tenga un poco de conocimiento, no coirviene dejarla salir c;iem– pre con su capricho. Bien hicist~, aplicar esas dos misas a vuestro llorado padre. Yo creo que 1Jara c:,l,ts frchas ya c·stará gozamlo ck Dios y no Je harán fal ta más misas ; bien sabe El en la pobreza que estáis para gastar mu– cho dinero en sacar misas, que , 1w,:ta11 mnchas pesetas que a vosotros os liacen falta, pero sí podéis aplicarle todas las que querúis oyéndolas con mucha devoc'.ión. Es un consuelo para los que no pueden más. Y con esto pongo punto final, pues os escribo en el lecho del dolor. lVIucho te agradezco tus sincero~ recuerdos, jnntament,, con los de amona y los de men. Adiós, Santos. Deseo que seas como tu hermoso nombre. Tu affmo., que mucho te quiere en J. y M. Fr. José María de Lea buru

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